Hay una hora mágica que todo fotógrafo desea aprovechar y no puede perder, pero hay veces, sobretodo cuando tu sujeto es un niño pequeño y es verano, que no siempre llegas a sacarle partido del todo. Estoy hablando de la hora dorada. Y es que en verano, como anochece más tarde, no siempre Luca llega con suficiente energía y paciencia como para aguantar mis indicaciones o simplemente querer estar delante de la cámara.
Es por eso que alguna vez hago trampa, y con la ayuda del Photoshop enfatizo los tonos dorados de un sol al que aún le queda un buen rato para desaparecer detrás del horizonte.
El caso es que el otro día fuimos a la huerta de la tita Laura para regar y recolectar y estuvimos tan a gusto todos que se nos empezó a hacer de noche y, lo mejor de todo, Luca estuvo espectacular y contento todo el rato (se nota que se va haciendo más mayor).
Comprenderás que no pude desperdiciar una ocasión así, así que saqué mi cámara de fotos y aproveché por completo la magnífica luz de la hora dorada.
Te voy a explicar como puedes aprovechar la luz del sol al atardecer. Uno de esos pocos casos en los que la luz directa del sol sí favorece un retrato. En resumidas cuentas digamos que hay 3 configuraciones principales en las que se pueden posicionar sol, fotógrafo y sujeto.
1 – Quizás la manera mas sencilla es ponerte con el sol a tus espaldas y utilizar su luz para iluminar tu sujeto frontalmente:
Es un acierto siempre, porque la luz a la vez que ilumina tu sujeto ilumina todo lo que está a su alrededor y de este modo no tendrás zonas sub-expuestas ni sobre-expuestas, puesto que todo recibe la misma cantidad de luz. Además los tonos dorados favorecen mucho la piel resaltando su color.
2 – La segunda manera de aprovechar la luz del ocaso es utilizar su luz iluminando tu sujeto lateralmente. Es una elección muy interesante, pero puede generar zonas muy sub-expuestas en la parte de rostro no iluminada, lo cual puede resaltar y enfatizar tu retrato dandole un toque de dramatismo. Pero puede ser que no sea lo que nosotros deseamos en ese momento y más en caso de fotografía a niños. Esto en realidad tiene una solución muy sencilla, tan solo te tienes que encargar de iluminar la otra parte del rostro. Lo mas fácil es recurrir a la luz reflejada por una superficie clara como una pared, pero si dispones de un ayudante lo ideal es recurrir a un panel reflector, herramienta barata e indispensable para un fotógrafo. De este modo reflectarás la misma luz del sol para iluminar la parte en sombra y, puesto que la cantidad de luz reflectada será inferior a la cantidad de luz que ilumina tu sujeto directamente, obtendrás un retrato visualmente más atractivo e interesante.
3 – Y para terminar está mi favorita. ¡La contraluz!
Sustancialmente usas la luz con una dirección contraria a la de la dirección de la cámara de foto (de ahí el termino contraluz). La contraluz puede ser total, en la que el sol está en frente tuyo o parcial, donde el sol sigue estando más o menos enfrente tuyo pero en una porción más lateral de tu encuadre.
¡Ahora llega la magia!
Según el sol se va aproximando al horizonte la intensidad de su luz va disminuyendo. Esto te permite incluir el mismísimo sol en tu composición sin que se te queme la fotografía. Obviamente tendrás que encargarte de iluminar tu sujeto frontalmente, un poco como te expliqué para la iluminación lateral en el punto 2. Para estás fotos que estas viendo he usado la luz reflectada por una enorme pared clara (que no aparece en el encuadre) que de una manera muy sutil y deliciosa ilumina mi sujeto equilibrando así la contraluz. Porque ten presente que cuando usas la contraluz realmente estás iluminando la «espalda» de tu sujeto con el sol. Es tu tarea iluminar el rostro.
¿Entiendes ahora porque la hora dorada es una hora mágica que no puedes desaprovechar nunca?
Esos magníficos tonos dorados harán que tu retrato comunique una sensación añadida de calidez y de momento feliz.
Intenta jugar con el ángulo y con el encuadre. Esconder el sol detrás de tu sujeto puede resultar muy interesante. Descubrirás lo que son las lineas perfiladoras, una silueta luminosa que «separa» tu sujeto del fondo, sobretodo si el fondo es más oscuro.