Sí, es exactamente lo que parece, una pequeña semillita está creciendo en el vientre de Naiara!
Es el típico ejemplo donde una imagen vale mucho más que mil palabras.
No tenía previsto hablarte de todo lo contento que estamos, pero como en realidad estoy que no me tengo, un poco si que te contaré!
La semana pasada fuimos al control con el ginecólogo y, después de hacernos la ecografía, el médico nos dijo que el embrión tenía un latido fuerte y medía ya casi dos centímetros. Esa noche apenas pude dormir, tanta era la emoción… parecía casi que el tornado hormonal lo estaba teniendo yo en vez de mi mujer.
Así que por la noche, mientras me revolvía en la cama intentando conciliar el sueño, no hacía más que pensar en toda clase de cositas del tamaño de dos centímetros. Unas piedritas de río, unas bellotas, las conchitas que solía haber en una playa de Sicilia donde solía ir de pequeño con mis padres, una flor de manzanilla, una abejón, una gominola, un renacuajo, una alubia… ¡una alubia!
Que manera mejor de imaginármela, puesto que ya la estábamos llamando semillita entre nosotros.
Solo entonces conseguí apaciguar mis emociones y dormirme. A la mañana siguiente fui a la frutería que está a lado de la farmacia donde trabajo y compré un puñado de alubias. La intención original era la de usar esas alubias para explicarle a Luca que su mamá tenía una semillita como una alubita en su barriga. Sin embargo, al llegar a casa, y con la ayuda de Luca, pusimos una cuantas alubias en unos tarritos entre algodones (dos discos desmaquillantes para cada alubia) y les dimos agua todos los días, hasta que, más o menos una semana después, aparecieron los primeros brotes.
Tengo que decir que hemos captado el momento perfecto, porque me encanta como ha salido el brote en el retrato, pues el tallo no se ha levantado del todo todavía, está dobladito porque acaba de salir y recuerda un poco la posición fetal dentro del útero materno.
Dicho esto vamos a dejar todas mis emociones a un lado y a dedicarnos un poco a la técnica, que hoy me lo he currado no poco para lograr esta iluminación.
Lo primero de todo, para los que han leído mis otros artículos, he abandonado mi salón para esta sesión y he usado el pasillo y te voy a explicar el porqué.
Gracias a la distribución espacial que tiene el pasillo de mi casa, me permite ocultar los iluminadores 1 y 2, sin que salgan en mi fotografía final. Además el iluminador 3, un flash con difusor, está oculto dentro de la habitación de Luca, y finalmente el iluminador 4 está oculto dentro de mi estudio. Como puedes ver, sin necesitar de un estudio fotográfico inmenso y sacando partido a lo que dispongo he conseguido obtener una gran iluminación, exactamente la que quería.
El foco número 1, (que es el típico foco que se suele usar cuando vas a hacer unas obras en casa y necesitas más luz porque a lo mejor vas a cortar la electricidad o algo así), al usar bombillas de tungsteno me va a proporcionar una luz muy cálida y dorada que voy a usar como contraluz sobre el pelo y la parte izquierda de Naiara. El iluminador número 2 es uno de mis softboxes (el más pequeño) que junto con el flash (el número 3) los necesito para iluminar la pared del fondo de modo que aparezca blanca (por cierto, allí había un precioso espejo de IKEA que he debidamente retirado por obvias razones). Por último, y no por importancia, el iluminador número 4 es mi softbox más grande, que me va a proporcionar la luz principal que va a iluminar mi sujeto.
Para que te hagas una idea mejor, en la foto de abajo puedes ver mi pasillo al natural. Estoy seguro de que también en tu casa puedes aprovechar alguna habitación o un pasillo tal y como he hecho yo. Solo tienes que saber ver sus potencialidades.
Y claro, lo más importante, afortunadamente yo puedo contar con la total colaboración/tolerancia de mi mujer que es una santa (anda que no soy pesado cuando me pongo a hacer fotos). Pero es lo que siempre la digo yo: yo lo monto y yo lo recojo, tu solo tienes que ponerte ahí y salir guapa, algo que te no te requiere ningún esfuerzo. Será mi acento italiano o mi encanto particular, o más probablemente porque me quiere mucho… pero siempre cuela! 😉
Bueno, llevábamos casi una hora de sesión, y entre re-colocación de las luces, cambio de poses con sus micro-ajustes de la iluminación, y un poco de mimitos… me entraron ganas de sujetar yo también la semillita, así que me colé en la sesión a pesar de no haber colocado la iluminación también para mi. Aun así el resultado no salió tan mal después de todo.
Ya me estoy imaginando tu cara, ¡que fácil es usar el pasillo! ¿Como no lo he pensado antes?
Y es que hasta aquí te podrías creer que es tan fácil como colocar bien las luces (que en realidad solo es fácil si sabes cómo iluminar un sujeto), pero hay otros elementos que te van a complicar la vida, porque no siempre todo cuadra a la perfección. A continuación te voy a enseñar la misma foto antes de pasar por la magia del Photoshop y la postproducción:
Pues claro, se ven las puertas, los clavos en la pared, el telefonillo de la calle. Y el fondo detrás de nosotros es blanco pero no tan blanco. Por eso llevo todo el artículo hablando de reconocer las potencialidades de lo que dispones, porque el resultado final raramente va a salir perfecto e indemne de retoques o arreglos.
Con la experiencia aprenderás a reconocer cuales son las cosas que puedes hacer que desaparezcan con el uso de photoshop sin que la foto parezca irreal. Aquí, con pocos pasos hice que desaparecieran todos esos elementos que no pintaban nada en nuestro retrato de momentorománticodeamor.
Para que veas lo fácil que es, he grabado un video tutorial donde puedes ver paso a paso cómo corregir estos pequeños defectos. Te darás cuenta de lo poco que cuesta. Pero claro, ten en cuenta que eso es posible solo gracias a que he usado los iluminadores 2 y 3 que, al iluminar la pared detrás de nosotros, hacen el trabajo de postproducción mucho más sencillo y por consecuencia el resultado final mucho más realístico.