Yo era un fotógrafo mucho antes de que naciera Luca, y mi musa inspiradora, fuente y sujeto de mis mejores trabajos, siempre ha sido la que ahora es mi mujer.
Puede parecer que desde que el pequeño heredero, como le llama chistosamente mi padre, ha llegado a nuestras vidas toda mi creatividad e interés fotográfico se dirigen únicamente hacía el. Y por supuesto que no es así.
No por tener un hijo tienes que dejar de retratar a todos los demás. Ya se que puede sonar descontado pero te lo digo porque me ha pasado personalmente; al principio, sin darme cuenta y cada vez por una razón distinta, tras ser padre deje de retratar a todo lo demás y, lo que es más importante, a mi mujer.
Es verdad que en los primeros meses de su vida un bebé evoluciona a una velocidad asombrosa cambiando casi de un día a otro. Y sobretodo con un niño tan pequeño gestionar una sesión fotográfica, a nivel logístico, puede ser muy complicado. Así que poquito a poco empiezas a fotografiar cada vez menos, algo bastante normal y necesario en cierta medida si no fuera que llegas al punto que todas tus atenciones las concentras en esa pequeñita versión de ti mismo y ni siquiera te estás dando cuenta.
Es por eso que mi intención es ayudarte a que te des cuenta y que vuelvas a dedicarle tu tiempo a tu pareja. Haz que vuelva a sentirse tu musa como lo era antes, porque en realidad nunca ha dejado de serlo.
Es cierto que estamos hablando de fotografía, pero es también un mensaje universal y que podemos aplicar en todos los demás aspectos de nuestra vida de pareja tras tener un hijo.
Así que este post se lo dedico a ella, mi centro de gravedad, mi luz en la oscuridad.
A te, amore mio.