¡Ojo con el self-portrait!

No soy de los que se hacen selfies, y tampoco me gusta mucho estar al otro lado de la cámara, pero muy de vez en cuando me da por hacerme autorretratos.

Puede parecer sencillo porque no tienes que dar indicaciones a nadie, básicamente tu ya sabes como te tienes que poner y como te tiene que bañar la luz el rostro. Pero en realidad si de verdad es un autorretrato y lo haces todo tú solo, puede resultar más complicado de lo previsto, sobretodo si usas un objetivo muy luminoso con un gran apertura que inevitablemente tendrá poca profundidad de campo.

Por eso a menudo, para obtener una foto aceptable puede que antes hayas sacado unas treinta o cuarenta fotos malas. Como es el caso de la siguiente foto:

 

 

Parte de un proyecto más amplio y en fase de producción aún, esta es una foto concebida y diseñada antes de realizarla que lleva una proyectación concreta a sus espaldas. La luz está muy controlada al mínimo detalle, he sacado todo el arsenal de iluminación del que dispongo y tanto los focos como el enfoque están ajustados para esa postura y posición exacta. Quiero decir, unos pocos centímetros a la derecha o izquierda y las sombras no serían las deseadas, y unos pocos centímetros adelante o atrás y yo estaría desenfocado. De ahí la paciencia y precisión necesaria.

 

 

Bien distinto es el caso de esta foto, que ya he usado en otro post, hablado de la luz natural. No tiene una gran historia detrás. Estaba tumbado en la cama y tenía entre mano la cámara. Por la ventana entraba una luz muy agradable y 2+2, hice clic en el disparador.

 

 

Por ejemplo en esta foto al usar un objetivo gran angular y con diafragma más cerrado, la profundidad de campo es mucho mayor y esta prácticamente casi todo enfocado. Fue bastante fácil y rápido. Y si, la cámara está en el frigorífico. Estaba en casa del abuelo y no tenía trípode, hacía mucho calor… ¿sabes esos días que abres mil veces la nevera esperando que algo nuevo aparezca y salga a refrescarte?

Así que se me ocurrió la idea de reatratarme desde el punto de vista de una nevera harta de ser abierta e interpelada constantemente.

 

¿Pero qué es esto de la profundidad de campo de la que tanto hablo?

 

Imaginate que estas en IKEA haciendo cola para pagar y en tu caja la cola es inmensa y tienes algo como 20 personas delante tuyo. Supongamos que te aburres y sacas tu cámara y empiezas a sacar fotos. Ahora tú enfocas en una persona en concreto y disparas y te das cuenta, al revisar la imagen en la pantallita de tu reflex, que no sólo la persona a la que enfocaste está enfocada, sino que también la anterior y las dos siguientes.

A ese intervalo de distancias, donde están esas cuatro personas enfocadas se le llama profundidad de campo, o sea, cuantas más personas te quepan enfocadas, más profundo es tu campo de enfoque, por así decir.

Hay varios factores que intervienen en la profundidad de campo, el principal es la apertura del diafragma, luego está la distancia a la que estamos enfocando y la focal del objetivo utilizado y al final, el tamaño del sensor de la cámara.

Empezamos por este último factor, todos habremos notado que cuando sacamos una foto con el móvil todo está siempre enfocado, a no ser que estemos enfocando algo que está muy muy cerca al móvil. No te voy a explicar toda la física que hay detrás, pero es así, a mayor tamaño del sensor se corresponde una menor profundidad de campo. Por eso con los sensores pequeñísimos de los móviles está casi  siempre todo enfocado.

En cuanto a la distancia a la que enfocamos, también hay mucha física detrás, pero sustancialmente si enfocamos algo que está muy cerca de nosotros la profundidad se reduce. También el tipo de focal usada influye, de modo que un gran angular (10mm; 20mm) tendrá una mayor profundidad que irá disminuyendo progresivamente cuanto más nos acercamos a un teleobjetivo (85mm; 100mm; 200mm).

Y al final, cuanto más luminoso y abierto sea al diafragma de un objetivo, menos profundidad tendremos.

Entonces dirás, ¿porque la gente compra cámaras con sensor grande, objetivos caros y luminosos y focales que no sean gran angulares si con esto disminuye lo que puede estar enfocado? La respuesta es que la parte desenfocada alrededor de nuestro sujeto (bokeh) no hace más que resaltar el sujeto en sí, eliminando cualquier elemento de distracción y es muy apreciada.

Ahora que te he soltado todo el rollo de los tecnicismos, volvemos a lo que estábamos; si vas a hacerte un autorretrato vas a necesitar unas herramientas. Lo primero de todo, es un trípode donde colocar tu cámara. Luego vas a necesitar un sistema para poder enfocar en el punto correcto, que es donde te vas a posicionar tu. Lo que puedes hacer si estarás suficientemente cerca de la cámara, es usar un palo de escoba con una pinza de colgar pegada y usarlo como referencia para enfocar calculando la distancia en la que te irás a colocar. Si vas a estar más lejos, puedes usar un peluche o una lata de refresco, o cualquier cosa con suficiente contraste que colocarás en el punto en el que te irás a poner. Para tener más margen también puede ayudar cerrar un poco el diafragma y ganar profundidad de campo, como hemos visto, siempre y cuando tu idea de foto y la iluminación lo permiten. Luego pondrás tu cámara en modo auto-disparador, contarás mentalmente hasta diez y ¡clic! Y así, hasta que consigas la foto que te guste.

 

 

Evidentemente si no vas a estar solo en tu autorretrato, enfocarás a la otra persona, como en estos dos autorretratos con mi mujer,  durante el embarazo de Luca.

 

 

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