Después de un largo invierno, tan largo y tan frío, que parece sacado de la última temporada de Juego de tronos, que estamos todos esperando; por fin ya estamos en primavera. Y aunque astronómicamente sea cierto, climatológicamente el frío polar no nos abandona. Ya se que parezco un Stark de Invernalia, más que un papá fotógrafo… es que, más que por el frío, este invierno se me ha hecho muy largo por los catarros interminables que entre Luca y Leo no nos han abandonado, entrando casi en un bucle infinito. Primero vino la gripe, luego la gastroenteritis y con ella todas las “itis” posibles e imaginables… En resumidas cuentas, así llevamos desde Diciembre.
Hasta hoy.
Por fin un domingo tranquilo y libre de virus. Relax casero y sesión de fotos.
Y es que han pasado varios días desde que recibí mi nuevo objetivo y aún no había tenido la oportunidad de probarlo. Lo cierto es que no parezco ni yo, o por lo menos el “yo” que solía ser antes de ser padre. Pero ya sabes lo que dicen… cambian tus prioridades y aunque pueda parecer una frase hecha, es totalmente cierto. A estas alturas mi “anterior yo” ya había trasteado lo suficiente como para saberlo todo de él.
Después de tantas focales fijas he cogido un objetivo zoom, el Canon EF 24-105mm F/4. Y tengo que decirte que estoy muy contento con mi compra y con la calidad de esta focal. Es un poco obvio, ya que esta focal es conocida por ser un “todoterreno”, muy apreciada por los fotógrafos.
No se si sueles leer con frecuencia mis artículos, pero antes de que empieces a pensar que cambio de opinión según como cambie el viento, te adelanto que mi focal favorita sigue siendo el 50mm. Eso, claramente, no quita el hecho de que esta nueva focal, en cuanto zoom, tenga sus ventajas también. Entre otras, me permite salir de casa con una única lente y tenerlo todo, desde un gran angular (24 mm) hasta un tele (105 mm).
Pero en realidad mi nueva compra no es el objeto de este artículo. Debido a que estuve probando este objetivo en mis dos cámaras, una Canon 6D Mark II y una Canon 60D, me acordé que hay un tema que genera mucha confusión sobre las cámaras de fotos. Estoy hablando de la diferencia entre Full Frame y APS-C y del factor de recorte. Y cómo influye en el resultado final de un objetivo a la hora de hacer una fotografía.
Puede parecer un argumento muy técnico y para frikis, y puede que lo sea, pero es muy importante saber todo esto, cuando llega la hora de comprar una focal nueva para tu cámara. Porque no será lo mismo montar un objetivo 35mm en una cámara Full Frame que en una con sensor recortado (APS-C).
Así que no te asusten los tecnicismos, yo, por mi lado, intentaré hacer tu lectura más agradable adornando el artículo con bonitas fotos. 🙂
En pocas palabras, un sensor Full Frame es un sensor grande como lo era la película en las cámaras analógicas, es decir 35mm. Un sensor APS-C es un sensor más pequeño que eso. Cada fabricante tiene su tamaño.
¿En qué manera eso influye en la elección de un objetivo?
En general los objetivos están pensados para cámaras Full Frame, siendo compatibles también con APS-C. Los hay también específicos para APS-C y estos no pueden ser usados en cámaras Full Frame. Vamos a ver porque.
Un objetivo lo que hace es captar una imagen a un lado y proyectarla al otro lado dentro el cuerpo de la cámara. Entonces, ya que el objetivo está pensado para un sensor de 35mm, si la cámara es una full frame, el sensor recibirá toda la imagen.
Sin embargo, si el mismo objetivo lo montamos en una cámara APS-C, al ser más pequeño el sensor, parte de la imagen proyectada por el objetivo se queda fuera del sensor. En la imagen a continuación puedes apreciar mejor qué parte de la foto se queda fuera de un objetivo APS-C:
A la diferencia de tamaño entre los dos sensores se le da el nombre de factor de recorte.
Para que lo entiendas mejor, es como si tuvieras una fotografía en una mano y un marco de fotos en la otra mano. Y el marco de fotos tiene el mismo tamaño exacto que tu fotografía. Esto quiere decir que si quieres meter la foto en ese marco tendrás que recortarla hasta que pueda caber en el hueco para ella dentro del marco. O sea, que volviendo a nuestros sensores, lo que hemos tenido que recortar para que la foto cupiera en el marco de foto, es lo que le falta al sensor APS-C para ser un Full Frame.
Esto quiere decir también que un mismo objetivo tiene un ángulo de visión distinto si lo montas en una cámara APS-C o en una Full Frame.
Para las cámaras Canon el factor de recorte es de 1,6. Este valor lo tienes que multiplicar por la distancia focal de tu objetivo para saber en que se corresponde en una cámara APS-C. Es decir, si tienes en tus manos una focal de 50mm, multiplicando 50 x 1,6 = 80, obtienes que tu lente de 50 mm tendría el mismo ángulo de visión de un 80 mm equivalente en un sensor de 35mm. Lo cual quiere decir que para obtener el mismo encuadre que con una Full Frame, tendrás que alejarte más de tu sujeto.
Esto se entiende mejor con los gran angulares. Si con un 10 mm (super gran angular) en una Full Frame te pones debajo de una catedral y en la foto te sale la catedral entera, montando ese mismo 10mm en una cámara APS-C ya la catedral no te cabe, tendrás que alejarte más. Si vuelves a mirar las imágenes anteriores, si tengo una APS-C y quiero obtener el mismo encuadre que tenía con una Full Frame, tendré que dar unos pasos atrás y alejarme hasta incluir la porción de cielo y tobogán que faltan.
Espero haberte dado un poco más de luz sobre este tema. Cualquier duda o consulta, puedes dejármela en un comentario.
Un saludo.