Planificar bien un timelapse te puede ahorrar mucho tiempo y, sobretodo, sorpresas no deseadas.
Si has llegado aquí porque has pinchado en el enlace de mi vídeo, ya lo sabrás todo y lo que buscas es una aclaración sobre la parte de los cálculos matemáticos.
Si no sabes de qué vídeo te estoy hablando, te lo voy a pegar a continuación 😉
Como te comentaba en el vídeo, hay 5 elementos que pueden cambiar en un timelapse, o sea 5 variables:
Lo útil de conocer todo esto es saber cuándo dar la prioridad a una variable y no a otra.
Te voy a dar algunos ejemplos.
Imagínate que, al igual que yo en el vídeo, te pones a grabar un timelapse de unos coches que pasan por la calle durante la noche y que quieres capturar las estelas que dejan sus luces. En ese caso te daría igual el tiempo que tardas en hacer las fotos. Porque al final tu sujeto son coches que pasan, y mientras sea de noche y haya coches que pasan, te es irrelevante tardar 5 minutos o 10 minutos o grabarlo a las 10 de la noche o a las 11…
Así que la variable T, no es tu prioridad.
Sin embargo, sí debería ser tu prioridad elegir un buen intervalo (variable I) entre foto y foto.
Porque para que el vídeo final sea fluido, lo ideal es capturar un fotograma cada segundo (I = 1 segundo). De este modo puedes obtener un un gran resultado.
Siguiendo las fórmulas matemáticas que te enseñé en el vídeo, si vas a sacar fotos para obtener un timelapse final de 5 segundos y el video que generas tiene una tasa de fotogramas de 25 FPS, necesitarás sacar 125 fotos y tardas por ello 125 segundos… o sea poco más de dos minutos.
¿En qué circunstancia puede tener prioridad la variable T, el tiempo de grabación?
Te voy a dar otro ejemplo.
Imagínate que quieres hacer un timelapse de un atardecer con su relativa puesta de sol. En ese caso, contrariamente al ejemplo anterior, no te dan igual ni la hora en la que te pones a capturar las fotos para tu timelapse, ni el tiempo que tardes en ello.
Y esto porque el atardecer ocurre en una hora determinada y también tiene una duración determinada.
En este caso, entonces, tiene prioridad la variable T. Digamos que por ejemplo el atardecer y la puesta de sol transcurren en un tiempo de 20 minutos. Ese mismo será el tiempo que tienes que estar sacando fotos.
Ahora es cuando te saco las ecuaciones matemáticas…
El tiempo T ya sabemos que va a ser = 20 minutos
F sabemos que será de 25 FPS (o por lo menos aquí en Europa y en vídeos no cinematográficos)
D lo eliges tu, y razonablemente podría ser un tiempo entre 4 y 10 segundos. Para este ejemplo voy a elegir una duración final del timelapse de 10 segundos.
Así que resumiendo tenemos:
T = 20
D = 10
F = 25
Una vez sustituidos los valores en la ecuación, esta será:
La variable que te queda por elegir, para que el timelapse final sea como tu lo has planificado es el intervalo (I) entre foto y foto.
Su ecuación despejada, como te enseñé en el vídeo es:
que, una vez asignados los valores que tenemos, a las otras variables, se convierte en:
I = ((20 x 60) / (10 x 25)
I = 4,8 segundos
Sacando una foto cada 4,8 segundos puedes obtener un timelapse final de 10 segundos.
Siguiendo este tipo de razonamiento puedes planificar el timelapse perfecto y optimizar tu tiempo de la mejor manera y no encontrarte en la situación en la que has estado sacando más fotos de lo necesario o, peor, te hayas quedado corto porque no has sacado suficientes fotos.
Las dos fórmulas que relacionan todas la variables son las siguientes:
De ahí, cada variable despejada:
F, al ser la tasa de fotogramas por segundo, no es una verdadera variable… ya que si estás en Europa siempre será 25 y si estás en EEUU siempre será 30. Y si quieres hacer un video con aspecto cinematográfico, estés donde estés, elegirás 24.
Espero que este artículo te haya aclarado.
Cualquier duda que tengas puedes dejarmela en un comentario.